Pajarón, M. | Actas del III Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica
Divulgación con orientaciones de manejo | 1998
El olivar ha estado presente en la agricultura mediterránea desde sus orígenes. En la agricultura tradicional formaba parte de un sistema agrario junto con otros cultivos –es típico el caso de la trilogía: cereal, vid y olivo- entre los que existían fuertes interrelaciones basadas en el intercambio horizontal de materiales y energía. En la actualidad la situación ha cambiado radicalmente y el olivar, en las regiones más productoras, se presenta como un monocultivo excluyente. A esta nueva situación se ha llegado tras una expansión constante, o casi, que comenzó a mediados del siglo XIX, motivada por cambios en las condiciones socioeconómicas en la agricultura y en la sociedad en general (desarrollo del capitalismo en la agricultura, globalización de mercados). A pesar de las limitaciones agroecológicas que a priori puedan suponerse a un monocultivo, el olivar aún guarda una serie de valores que es preciso considerar si se pretende plantear una gestión ecológica del mismo, y esto es importante porque el olivar es el paisaje, o forma parte fundamental de él, de extensos territorios en toda la cuenca mediterránea. Para aproximarnos a estos valores se considera el olivar como un bosque aclarado, se describe la estructura trófica del agrosistema, y los procesos básicos de su funcionamiento (flujo de energía, ciclo de nutrientes, balance de agua) y se intenta una valoración de la diversidad-complejidad del sistema en conjunto. Se propone una serie de parámetros que pueden permitir, una vez ajustados, cuantificar de alguna forma la viabilidad agroecológica de situaciones concretas de cultivo del olivar.